El
plástico es uno de los materiales más verstátiles y más
utilizados hoy en día en todo el mundo. Está presente en muchos
objetos de uso cotidiano, tanto útiles y herramientas de todo tipo
como envases, jueguetes, etc. Entre sus muchas ventajas se encuentra
su ligereza, su resistencia y su bajo coste.
Sin
embargo, el plástico, derivado del petróleo, presenta un grave
inconveniente. Es un materia no biodegradable, es decir, no puede
descomponerse en el medio natural, causando una importante
contaminación cuando entra en contacto con la tierra y el agua.
Por
ello es fundamental el trabajo que se realiza en una planta
de reciclaje de plástico,
ya que se reduce la contaminación al mismo tiempo que se le da una
segunda (o tercera, o cuarta, o quinta…) vida útil al plástico, tras someterlo a un proceso de reciclado en el que el molino para plástico ocupa un papel principal.
El primer paso del reciclaje comienza en el hogar de cada uno con la separación de los productos de plástico de la materia orgánica y otros materiales como el cartón o el vidrio. Tras depositar los residuos de plástico en los contenedores amarillos, las empresas de recogida de residuos se encargan de llevarlo a empresas de reciclaje que a través de trituradores de plástico procesan los desechos.